“Adopté el chimichurri argentino”: a los 14 huyó de su casa por un sueño, hoy es el chef estrella de Hollywood
Creció en la pobreza y la violencia, hoy le cocina a Hollywood y es considerado el primer “celebrity chef” de la historia.
Wolfgang Puck creció entre la angustia de la pobreza y el abuso emocional provocado por la violencia familiar. Su padrastro, un alcohólico agresivo, lo enviaba al bosque para que elija la rama con la que lo iba a azotar y, una y otra vez, le gritaba que era un vago, un bueno para nada, que jamás iba a lograr algo en su vida. Sin embargo, Wolfgang tenía un refugio: la cocina. Allí veía a su madre, cocinera, y sus penas desaparecían. Junto a ella aprendió el oficio, y fue quien lo alentó a que lo que ya se había convertido en una pasión, siguiera creciendo: “Te podés dedicar a cocinar si tanto te gusta”, le decía, mientras, entre burlas, su padrastro exclamaba que aquello no era un oficio para hombres de verdad. A los 14 escapó del infierno, dudó entre vivir o morir, pero decidió que viviría para probarle al esposo de su madre que estaba equivocado: jamás volvería a su hogar, se dijo, aunque tuviera que dormir en la calle; cueste lo que cueste, cocinaría y se convertiría en un hombre exitoso.
Y así fue. La desgracia y la desesperación, asegura él, fueron el motor para transformar su destino.
Hoy, Wolfgang Puck es considerado por la prensa estadounidense el primer “celebrity chef” de la historia, es decir, el primer cocinero que supo abrir un restaurante donde él mismo se transformó en la estrella del show, gracias a la calidad de sus platos y a su “cocina abierta”, un concepto inédito para la época.
Se dice que todo Hollywood, desde Jack Nicholson, Tina Turner, Sean Penn, Tom Cruise hasta Charlize Theron, Oprah Winfrey, o Jennifer Aniston, pasó alguna vez por Spago, un rincón del mundo que a Wolfgang le obsequió invaluables lecciones de vida. Una celebrity en el universo gastronómico que recorrió miles de ciudades y también pasó por Buenos Aires.
Un paseo por la Argentina: “No importa cuán mal esté el país, les gusta reunirse a tomar vino y comer bien”
Una de las claves del éxito de Wolfgang Puck reside en explorar y preguntarse ¿qué puedo hacer de nuevo? Ese espíritu lo llevó a rastrear los mejores ingredientes naturales de las huertas alejadas de la urbe y crear platos de autor aclamados e innovadores.
Y fue el mismo espíritu curioso, que lo llevó a recorrer el mundo para adentrarse en los sabores de otras naciones y fusionarlos en la elaboración de las cartas de sus restaurantes. Uno de los países que Puck visitó en su búsqueda gustativa fue la Argentina, donde no solo halló nuevas formas de cocinar, sino que también se reencontró con uno de sus grandes amigos, el chef argentino Francis Mallmann.
“De hecho, Alex Resnik, mi socio, es de Buenos Aires, por lo que en mi vida diaria tengo al país siempre presente, ¡escucho decir River Plate casi todos los días!, es un fanático. Si ellos tienen un mal día, él tiene un mal día, es muy apasionado al respecto”, le contó a LA NACION, entre risas. “Algunas preparaciones argentinas son realmente grandiosas. Todavía recuerdo aquel día, cuando fuimos a un restaurante de carnes que tenía su propia carnicería. Allí cocinaron de una manera muy lenta y me dijeron que la cocción completaría un total de 9 horas. Quedó crujiente por fuera y tierno por dentro. ¡Delicioso! Yo estaba enfermo ese día y aun así fui a la cocina a pedir otra porción”.
“En nuestros restaurantes adopté el chimichurri y lo preparamos frente a los clientes, por lo que hay algo de Argentina presente en nuestras comidas”, agregó Puck, quien hace 26 años también es el chef de los premios Óscars.
“La verdad es que se nota mucho la herencia italiana en la cocina de allá, y esa tradición de reunirse en familia y cocinar en casa. Me dio la impresión de que las calles de Buenos Aires huelen siempre a comida y a asado los fines de semana. ¡Parece que todos encienden su parrilla! Es un país de carne, sin dudas, no muy desarrollado en cuestión de vegetales, creo yo. Pero lo que más me sorprendió de Argentina es que, no importa cuán mal esté la economía y la vida, aun así les gusta reunirse y estar juntos en una mesa para tomar su vino y comer bien. Pasé unos días increíbles allí junto a Alex y Francis”.