Una escritora de libros infantiles y su esposo torturaban a sus hijos adoptivos
Uno de los niños se encuentra hospitalizado y los otros dos están en un albergue.
Un aberrante caso conmueve a Caselberry, una pequeña ciudad estadounidense de 29 mil habitantes situada en el condado de Seminole, Florida. Allí una autora de libros infantiles y su esposo están detenidos bajo la acusación de abusar sexualmente de sus tres hijos adoptivos -todos menores de 12 años-, torturarlos y mantenerlos prisioneros.
Los implicados son Jennifer Wolfthal, de 41 años y escritora; y su marido Joseph, de 39. La mujer fue arrestada el día de Año Nuevo por abuso infantil agravado y negligencia grave, luego de que su esposo llevara a uno de los niños al hospital con signos de desnutrición e infecciones. Finalmente el hombre también quedó detenido el lunes y sobre él pesan cargos similares.
Los niños tienen 8, 9 y 11 años. El primero se encuentra hospitalizado, mientras que los dos restantes fueron ubicados en un albergue infantil con custodia especial.
Jennifer Wolfthal dijo a la Justicia que las lesiones del niño de 8 años se debieron a accidentes caseros, pero los investigadores no le creyeron. Según el informe médico adjuntado a la orden de detención, el nene sufría de sepsis, una infección por estafilococos, insuficiencia renal y hepática y neumonía en ambos pulmones. También tenía hematomas, heridas abiertas, infecciones de la piel y exhibía signos de desnutrición.
Los detectives intentan determinar si Joseph y Jennifer encerraron a sus tres hijos adoptados en sus habitaciones durante semanas con poca comida y sin que se bañaran. Uno de los indicios que evalúan es que las puertas de las habitaciones de los niños se instalaron con el mecanismo de bloqueo en el exterior de la habitación.
Pero en el expediente también figuran los testimonios de los niños, que dan cuenta de que además eran torturados. Uno de ellos contó a los investigadores que por las noches sus padres les arrojaban agua fría mientras estaban tendidos en la cama, y que los hacían beber de los charcos que se formaban en el piso.
La niña, de 11 años, aseguró que no interactuaba con sus hermanos hace años. Y que como consecuencia del encierro intentó hacer un seguimiento de los días y los meses contándolos mentalmente.
Los documentos muestran que la pareja adoptó a los niños mediante un sistema privado en 2014.
Fuente: Todo Noticias.