La preocupación por adelgazar aumenta a medida que se acercan las vacaciones. Qué hacer y qué no para volver a nuestro peso sin desbalancear la salud.
La cuarentena se hizo presente en nuestra forma física. La falta de ejercicio y el tiempo de encierro combinados con comidas calóricas hicieron que ganáramos peso. Con la llegada del verano y de las vacaciones, intentamos bajar esos kilos, pero no siempre es sencillo.
Al empezar a hacer ejercicio, podemos cometer errores de manera inconsciente, por lo que terminamos sin ver los resultados esperados. Rendirse no es la solución, sino aprender qué es lo que hacemos mal, para conseguir llegar al peso que teníamos antes de la pandemia.
El primer paso es volver a alimentarnos de forma más saludable. Las harinas fueron grandes compañeras en la cuarentena, pero ahora hay que empezar a reducir su consumo, aunque no eliminarlo.
“No hay que intentar bajar los kilos de más en pocos días, porque no se tendrá éxito, sólo se ganan frustraciones. El peso depende permanentemente del balance entre lo que se come y se toma menos lo que se gasta. Para adelgazar, hay que consumir menos y moverse un poco más. Eso no significa intentar vivir en ayunas, sino usar un plato más chico, por ejemplo el de postre, tanto para el almuerzo como para la cena”, recomienda el médico especialista en nutrición Silvio Schraier (M.N. 57.648), Vicedirector de la Especialización en Nutrición de la Fundación Barceló.
En tres cuartas partes de ese plato, se ponen vegetales de todos los colores posibles, condimentados con una cucharadita de té de aceite y vinagre, aceto o jugo de limón. En el cuarto restante, puede ir una pequeña porción de carne de vaca, pollo o pescado o un huevo en una comida. También puede haber algo de almidones (una papa o batata chicas, media taza de arroz o fideos o legumbres).
En cuanto a la actividad física, hay que establecer metas realistas y tener constancia para evitar el abandono que se produce al no ver resultados en el corto plazo. “Se tienen que programar dos días como mínimo de actividad física a la semana. Lo ideal serían tres veces con un plan de rutina”, indica el deportólogo y cardiólogo Noberto Debbag (M.N. 51.320).
Una posibilidad para motivarse es buscar un compañero de gimnasio o con el que realizar actividad física. Puede ser un amigo, un familiar o la pareja. De este modo, nos comprometemos con otra persona y no sólo con nosotros mismos.
Para evitar lesiones y falta de resultados, es necesario consultar con un deportólogo o un entrenador personal que sabrá elaborar una rutina adecuada para nosotros.
“Los ejercicios aeróbicos son muy recomendables para el aparato cardiovascular pero si son exigentes deben ser supervisados por un profesional. Se empieza con aquellos de poca intensidad y se progresa de acuerdo a una rutina”, expone el especialista.
Otro de los errores comunes es arrancar a usar mancuernas o aparatos en el gimnasio sin tener en cuenta qué nos conviene. “Las pesas deben ser utilizadas de acuerdo a la persona, edad y forma física y en bases a eso puede comenzar con baja carga o algo más exigente”, explica Debbag.
Hay que realizar una rutina variada. Aunque se busque reducir la grasa de una parte del cuerpo en específico, se necesitan diferentes ejercicios para conseguirlo. “Si trabajo una zona, provocaré cambios en su estructura muscular, pero no se va a producir un proceso de oxidación de ese tejido adiposo exclusivamente en esa zona”, destaca el doctor Juan Ramón Heredia, director del Instituto Internacional de Ciencias del Ejercicio Físico y la Salud (Iicefs) de España.
Fuente: TN.