Los costos de siembra se incrementaron hasta un 50% interanual
Los cultivos de invierno, como el trigo, son los que más encarecimiento tuvieron por el precio de sus insumos. En soja, maíz y girasol hubo variaciones del 20% al 30%.
Sembrar trigo cuesta un 50% más que en la campaña pasada, ya que los aumentos de fertilizantes y fitosanitarios son en torno al 80%, y de las semillas cerca del 30%. Una situación similar ocurre con la cebada, el otro cultivo de invierno de gran preponderancia. Así lo señaló un reporte cuatrimestral de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA).
Esto se debe a que los mayores incrementos en los precios de los insumos, para la campaña fina, sucedieron con posterioridad a la siembra del ciclo pasado.
En tanto, para los cultivos de verano (maíz, soja y girasol), teniendo en cuenta la problemática del combustible que se registran en plena cosecha gruesa, habrá que ver “cómo evoluciona el costo de los servicios pesificados”, señaló el informe.
Así, hasta la fecha, para los cultivos de la campaña gruesa se proyectan costos de implantación con aumentos del 20% al 30% interanual. Aunque desde CREA recordaron que, ya en el ciclo pasado, se había registrado parte de esta escalada de precios.
Entre estos, lo que más se encareció fue el costo de girasol, con una variación del 30%, debido a un alza del 42% en las semillas. Mientras que los costos generales para el maíz aumentaron un 25%, y para la soja un 22%.
El precio de los cultivos perdería contra la inflación proyectada
En este contexto, CREA resaltó: “Es clave el ejercicio de analizar las decisiones de inversión incorporando las diferentes variables del negocio. En este caso, para los bienes de cambio como granos en stock son las cotizaciones de posiciones futuras, la inflación y el tipo de cambio, entre otras cosas”.
Al referirse a los aspectos financieros, el informe además indicó que el porcentaje promedio de los costos de implantación a financiar planificado es de 34,6%, valor similar a los últimos cuatro años. Se resaltó además que las regiones más afectadas por sequías e incendios son donde las empresas requerirán más financiamiento para hacerle frente a este encarecimiento de los insumos.
En maíz, en todas las posiciones a futuro, el incremento de precio del cereal es menor a la inflación esperada. Aunque mejoraría la condición hacia finales de año, quedando un 6% por debajo.
En soja, si bien presenta la misma tendencia que el maíz, se encontraría en una condición mejor, ya que desde septiembre del 2022 se ubica entre 2% y 4% por debajo de esa variable.
En trigo, dada la época de comercialización del cereal, la posición de septiembre del 2022 es donde se encontraría el menor valor versus la inflación (-2,3%.).
Respecto al dólar oficial, CREA señaló que el comportamiento es similar a la soja, ya que todo el año crecería por debajo de la suba generalizada de los precios. Sin embargo, al considerar otros dólares disponibles, como el MEP o CCL, con la actual baja de la brecha respecto al oficial, del 114% a 70%, podrían “surgir algunas oportunidades”.
El impacto de la guerra
Al analizar las señales internas y externas que influyen en el mercado, el reporte mencionó a la guerra entre Rusia y Ucrania, que agrega volatilidad a un mercado internacional firme, no sólo en el corto plazo mediante la oferta comercial, sino también en el mediano plazo “con incógnitas en la reactivación productiva de los países para la campaña 2022/23″.
Por el momento, la valuación de todos los commodities agrícolas “se mantienen en valores históricamente altos, siendo superados en la mayoría de los casos, sólo por los precios acontecidos durante el 2012/13″.
Según el panorama actual, no se esperarían grandes cambios para la soja, el maíz y el sorgo, mientras que para los cereales de invierno y el girasol, “podría haber alguna variación positiva”.
Sobre los “volúmenes de equilibrio (VE)”, que desde diciembre del 2021 rigen para los cereales, CREA mencionó que “limitan el aprovechamiento del contexto internacional de precios”, ya que establecen un techo para las cantidades exportadas.
Además, señaló que las restricciones cambiarias y comerciales son una condicionante “que disminuyen ingresos en el corto plazo y pueden poner en riesgo la sostenibilidad de las empresas en el largo plazo”.
Para el actual ciclo, hay una mayor intención de los empresarios de destinar más hectáreas de la rotación a los cultivos de invierno. En este marco, aumenta la preponderancia de los de servicio y cebada, en detrimento del trigo.