La OTAN advierte de que los próximos días serán los peores, pero evita escalar la tensión con zonas de exclusión aérea
“Parece que quieren destruir Ucrania. Están bombardeando todo, hospitales, casas, escuelas. Es una forma barbárica de hacer la guerra”, denuncia la Unión Europea.
El ejército ucraniano está ofreciendo una resistencia que no esperaba, ni por asomo, Moscú, pero tampoco Occidente. Están causando bajas, resistiendo la avanzada en muchos puntos, pero los caídos son cada vez más, los ataques indiscriminados contra la población proliferan y las perspectivas son muy negativas. “Es probable que los días venideros sean peores. Con más muerte, más sufrimiento y más destrucción a medida que las fuerzas armadas rusas usen armamento más pesado mientras continúan sus ataques en todo el país”, apuntó este viernes en Bruselas, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
“Hemos visto el uso de bombas de racimo y tenemos informes sobre el uso de otro tipo de armas que violarían las leyes internacionales” ha alertado. “Parece que quieren destruir Ucrania”, ha repudiado el español Josep Borrell, alto representante para la Política Experior.
En las últimas semanas los aliados se han reunido en varias ocasiones, a través de los embajadores o en teleconferencias. Hoy lo han hecho en persona los ministros de Exteriores para que el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, explicara cara a cara qué información maneja su país y qué escenarios se abren. En los meses anteriores Washington clavó lo que iba a ocurrir, las intenciones de Putin, los ritmos e incluso los objetivos principales. Y por eso hay mucha curiosidad por los que pueden ser los próximos pasos. Los más pesimistas, que también suelen ser los mejores informados, advierten de que las probabilidades de que Ucrania quede destruida son cada vez más altas. Putin está solo, presionado, y no va a dar marcha atrás, apuntan fuentes diplomáticas.
OPERACIÓN AL LÍMITE
Todos en Occidente quieren mostrar firmeza, presionar, pero el equilibrio es muy delicado. La Alianza y la UE saben que la entrega de armas al ejército ucraniano va a ser, está siendo, una operación al límite. En cuanto crucen la frontera van a ser un objetivo principal, pero el riesgo de accidentes es altísimo. Por no hablar de la artillería rozando centrales nucleares. “Condenamos los ataques contra civiles. Desde anoche hemos visto informes sobre el ataque contra una central nuclear. Esto sólo ratifica la imprudencia de esta guerra y la importancia de ponerle fin. Y la importancia de que Rusia retire todas sus tropas y se comprometa de buena fe en las gestiones diplomáticas”; añadió el político noruego.
El objetivo de este encuentro no era en realidad aprobar nuevas decisiones, hacer cosas, sino lo contrario. Mostrar unidad, rebajar la tensión lo más posible anunciando lo que no van a hacer. Muchos aliados están armando y financiando al ejército ucraniano, hay una “guerra económica contra Rusia”, según algunas capitales, y el riesgo de una chispa es muy alto.
Por eso, la OTAN ha querido reiterar que no tiene ninguna intención de intervenir, ha reiterado que no habrá aviones sobre el espacio aéreo ucraniano y que no se contempla declarar una zona de exclusión. Acciones, todas ellas, que se consideran más allá de lo aconsejable o lo prudente en estos momentos. Porque una zona de exclusión sólo se puede garantizar de una forma: con patrullas y con la instrucción de derribar cualquier avión ruso, lo que llevaría inevitablemente a la guerra total. “Tenemos la responsabilidad de evitar que esta guerra se intensifique más allá de Ucrania, porque eso será aún más peligroso, más devastador y causará aún más sufrimiento humano. Así que hemos dejado claro que no vamos a entrar en Ucrania ni en tierra ni en el espacio aéreo”, aseguró Stoltenberg.
ALIANZA DEFENSIVA
Pero eso no equivale a no hacer nada. Supone empujar hasta el límite, pero sin cruzarlo. Con armas, inteligencia, imágenes, información, pero no tropas. “Si permitimos que esos principios se violen, como Putin está haciendo ahora, con impunidad, se abrirá una caja de Pandora de peligro no sólo para nosotros sino para todo el mundo (…) La nuestra es una alianza defensiva, no buscamos conflicto, pero si el conflicto viene a nosotros, estamos preparados para ello y defenderemos cada centímetro del territorio de la OTAN”, ha explicado el norteamericano al llegar a la segunda reunión del día, la de los ministros de Exteriores de los 27, bajo el paraguas del alto representante, Josep Borrell. “Están bombardeando todo, hospitales, casas, escuelas. Es una forma barbárica de hacer la guerra”, denunció el español.
Entre los socios hay mucha preocupación por lo que puede pasar en otros países. Bielorrusia ya está controlada directamente por Moscú, una parte creciente de Ucrania está siendo ocupada, pero puede ir a más. “Las ambiciones del Kremlin son recrear una esfera de influencia y privar a otros países del derecho a elegir su camino. Los ministros han discutido la necesidad de dar apoyo a socios que puedan estar en peligro, como Georgia y Bosnia”, dijo el el secretario general. “Hay riesgos de aún más intervención, subversión y potencialmente incluso ataques por parte de las fuerzas armadas rusas”. De ahí también los viajes de Blinken, los mensajes de la Casa Blanca o el viaje de esta semana de Josep Borrell a Moldavia, donde los nervios están a flor de piel, temiendo una acción en cualquier momento en Transnistria.
No hay en la bandeja de salida de la UE más sanciones esperando su aprobación, si bien el G7 ha señalado esta tarde en un comunicado su intención de seguir trabajando en medidas adicionales. El plan es ver qué efecto generan las ya impuestas y qué pasa en los próximos días.
CESE DE RELACIONES
La sangría de empresas que salen de Rusia o anuncian el cese de relaciones es constante. La Comisión Europea anunció este viernes la suspensión de la cooperación transfronteriza y la cooperación transnacional con Rusia y Bielorrusia con efecto inmediato. Son 10 programas y la financiación total de la Unión para los ocho con Rusia asciende a 178 millones de euros, mientras que la de dos programas con Bielorrusia es de 257 millones de euros. Igualmente, Bruselas ha cortado la cooperación en materia de investigación, ciencia e innovación con las entidades rusas. La Comisión no celebrará nuevos contratos ni nuevos convenios con organizaciones del país en el marco del programa Horizonte Europa. “Esto no es Occidente contra Oriente, este vs oeste o una reedición de la Guerra Fría o lucha de hemisferios. Defendemos el Estado de Derecho, valores. Somos amigos de los rusos, y de los ucranianos, es la Guerra de Putin, él tiene que acabarla”; ha zanjado la UE al terminar la reunión de ministros de Exteriores, la sexta en menos de dos semanas.
Fuente: El Mundo.