¿Qué puedo hacer para mejorar la comunicación con mi adolescente?
Estas son las claves más importantes para lograr que tus hijos se sientan más comprendidos en estas edades que suelen ser complicadas.
Cuando hablamos de adolescencia siempre hay un comentario del tipo: “No se puede hablar con ellos o ellas”, “no hay quien les entienda”, etc. A mí estos comentarios me entristecen un poco. Creo que apartan a los adolescentes como si fueran bichos raros y los dejan de algún modo excluidos.
Cuando algo es difícil, o ni tan siquiera difícil, sino un poco desconocido, la salida más fácil es criticarlo, querer sacarlo fuera, de alguna manera señalarlo o ponerlo a un lado y, en el fondo, todos estamos deseosos de formar parte: los adultos (madres, padres, profesores) y los jóvenes. Todos queremos comunicarnos y entendernos.
Cuatro claves para mejorar la comunicación familiar
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Presencia: Es imprescindible para conectar. De esta forma haces saber al otro que es realmente importante y que estás ahí para él.
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Escucha: Escucha de verdad, mirando a los ojos, sin juicio y sin estar pensando en tu respuesta o en qué vas a decir justo después.
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Modelo: Te has parado a pensar cómo es tu modelo de comunicación. ¿Agresiva, Pasiva o Asertiva? Los hijos e hijas aprenden de nosotros y nos observan todo el tiempo. Esto es muy muy muy relevante y, por desgracia, lo olvidamos.
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Punto de partida: ¿Desde dónde partes? Piensa en qué tipo de conversaciones tienes con tu hijo o hija adolescente. Si solo hablas con él para “sermonear”, hablar de tus tiempos o cómo eras tú de adolescente, decirle lo que está bien o está mal o si, por el contrario, consigues tener alguna conversación más fluida (cuando suena la flauta y te lo curras mucho) sobre sus intereses, experiencias, etc.
Una vez has repasado estos puntos y has analizado cómo estás en cada uno de ellos, ahora decide: ¿qué aspecto te gustaría mejorar?
A veces queremos comunicarnos mejor con nuestros hijos e hijas, pero realmente lo que estamos diciendo es que queremos que nos escuchen, nos hagan caso en lo que les decimos y nos dejen tranquilitos con nuestros miedos. Desde el miedo no nos vamos a comunicar bien. Desde ahí, solo buscamos confirmaciones y encontramos excusas.
Queremos que nos digan: “No, mamá tranquila no voy a beber.” “Papá no te preocupes que voy a estudiar y aprobar todo”. Y a veces lo dicen, ¿para qué? para dejarnos tranquilos, que es justo lo que queríamos.
Los adolescentes son personas independientes y en crecimiento
Se nos olvida que los adolescentes son personas independientes, en crecimiento, y no nos comunicamos con ellos como con “otras personas”. Ya, no son tus amigos, lo sé, pero sus necesidades son iguales. Piensa qué te lleva a ti a comunicarte con otras personas: que te sientas escuchado, que no haya juicio o consejo, que percibes conexión de ideas, sentimientos, intereses o gustos.
Vale, ahora que ya has revisado todo esto en ti, vamos a buscar qué puedes hacer de cara a la comunicación con tu adolescente. Recuerda: toda la parte anterior es imprescindible para que lo que sigue te pueda servir de algo.
La clave: generar espacios comunes de conexión
Curiosidad por lo que hace, escucha, a quién sigue. Ya sabes, igual que veías “Pepa Pig” y “La Patrulla Canina” ahora toca saber de youtubers, su música o TikTok.
Comparte tiempo en algo que os pueda aportar a ambos. Sus ‘hobbies’ y tus ‘hobbies’. Valora y haz propuestas.
Apóyale con lo que tenga dificultad. No se lo resuelvas ni le rescates. Dale tu apoyo y pregunta qué necesita de ti o cómo puedes ayudarle.
Las críticas que solemos hacerles no son “constructivas” ni tienen mucho filtro. Entendedme, les podemos decir si algo no nos gusta o poner un límite, pero no hablo de eso. A nadie nos gusta que nos critiquen así alegremente (“como vas así a la calle” “pues vaya pintas que llevas” “si vas pintada como una puerta” …) y como son nuestros hijos e hijas, pensamos que tenemos todo el derecho. Esas críticas dañan y se fijan en su autoestima.
Usa el humor. Eso siempre une y encima te echas unas risas. Sé ingenioso y cuidadito con el sarcasmo, a veces es hiriente. Según tu punto de partida, tendrás que trabajar más en una cosa u otra o entrenarte en ciertas habilidades. Es posible que en tu propia observación ya hayas detectado elementos a modificar y tengas que entrar en acción. Ese el inicio del camino. Si tú cambias de lugar, todo se mueve. Y después trabaja en la conexión. Ese es el objetivo.
¿Tienes claro la salida y la meta? Te va a ayudar mucho si lo plasmas en algún sitio y de todos los puntos comentados, diseñas pequeños pasos a hacer. Lleva a la práctica esas modificaciones y observa qué pasa en la comunicación con tu hijo o hija adolescente. Recuerda, puedes trabajar en ello. No desesperes.