Ser maestro rural es la mayor oportunidad para convertir las debilidades en fortalezas
En el día del Maestro, docentes del ámbito rural brindan testimonio a El Agrario y nos cuentan en primera persona cómo viven su profesión.
Septiembre es el mes de la educación, es un mes dedicado a los educadores: el 8, día de la alfabetización; el 11, día del maestro; el 13, día del bibliotecario; el 17, día del profesor; el 19, día del preceptor; el 21, día del estudiante; y el 28, el día del rector y director.
Con una vocación única, los y las maestras logran afrontar largas listas de desafíos. En distintos parajes rurales de Argentina, existen escuelas sin agua, escuelas ubicadas en zonas inhóspitas y sin acceso a internet, escuelas con alumnos que presentan realidades sociales complejas y la lista continua.
Frente a esta realidad, y mediante la colaboración de Bibiana Ruibal, Coordinadora del Programa de Ayuda a la Comunidad Escolar Rural (PACER) de la Obra Social de Trabajadores Rurales y Estibadores de (OSPRERA), llegamos a conocer historias de docentes del ámbito rural que sorpresivamente convierten estos desafíos y debilidades, en fortalezas.
“Salir del campo y continuar estudiando”
Eliana Cabrera es docente de la Escuela Albergue N°4766 “Dr. Mario Julio Elsztain”, ubicada en el paraje rural “Los Pozos” del municipio Rivadavia Banda Sur perteneciente al departamento de Rivadavia de la provincia de Salta.
Con 33 años y 5 de trabajo en la educación rural, Eliana nos contó que “si bien la función de la maestra es la misma que en el ámbito urbano, educar y transmitir conocimientos, en un contexto de campo, presenta una realidad diferente”. Eliana es docente de una escuela albergue, donde cerca de 20 los niños se alojan de lunes a viernes. “Trabajar como maestra rural implica vivir con los niños, las 24 horas del día y significa dar mucho más de lo que uno da en un cargo en una ciudad, no solo se limita a la función como maestra, además somos los tutores legales lo que implica estar atentos a otras cuestiones, sí están enfermos, sí están triste, sí están felices, sí tienen algún problema”.
“Deben salir del campo y continuar estudiando”, es el mensaje que les transmite Eliana junto al cuerpo de docente de la Escuela a sus alumnos. “Trabajamos para brindarles otras perspectivas, mostrarles otros horizontes de cómo puede ser su vida fuera del campo. Los motivamos a que cuando terminen el secundario sigan estudiando y profundizando en lo que quieran ser”.
Consultada por la deserción escolar intensificada con la pandemia, indicó que “no hubo deserción, los niños son de parajes cercanos a la institución. Algunos son hijos de empleadas de una empresa y cuentan con el beneficio del transporte que los trae y retira. El resto de los alumnos llegan a la escuela acompañados por sus padres que los traen en moto”.
“Los chicos encuentran en mí, un guía”
Mario Enrique Comparin, tiene 42 años, vive en Gobernador Virasoro y se desempeña como personal único en la Escuela N° 871 Paraje Caa Carai que está ubicada en la 4ta sección del departamento de Ituzaingo, Corrientes, a orillas del rio Aguapey.
“En un principio cuando asumí el cargo, el desafío era muy grande ya que los caminos eran intransitables, la escuela no tenía agua potable, no tenía electricidad y tampoco ningún soporte tecnológico, pero si contaba con un hermoso grupo humano tanto de alumnos como de padres que me alentaron a seguir adelante”, expresó el maestro.
Mario es personal único de la Escuela y reconoció que aparte de lo pedagógico tiene que lidiar con diversas actividades como la merienda, la limpieza del edificio y el parque. “Con los chicos nos dividimos las actividades e intentamos mantener el orden”.
Con tan solo 6 alumnos, indicó que “la metodología plurigrado es compleja y desafiante”. Pese a esto, desde su rol intenta que los chicos encuentren en él “un guía y no un líder”. “Ser maestro rural es una bendición, las familias confían plenamente en uno, nos dejan niños pequeños y casi siempre muy tímidos, y está en nosotros descubrir todas sus virtudes, habilidades, sueños y acompañarlos a crecer, descubrir y aprender. Siempre respetando sus tiempos y limitaciones”, expresó Mario.
Por ultimo manifestó que desde su rol como maestro busca inculcar valores: “Respeto, responsabilidad, solidaridad, enseñarles que somos todos iguales y que la vida está llena de cosas lindas por descubrir”.
“Ser docente de una escuela rural es un orgullo enorme”
Juan Carlos Gonzales es docente de la Escuela Dr. Armando Sergio Figueroa Nro. 4-145, de la zona de Tres Porteñas, San Martin, provincia de Mendoza.
“Ser docente de una escuela rural es un orgullo enorme”, arrojó al inicio de la entrevista y continuó explicando las características de la comunidad educativa: “Asisten a la escuela, niños y niñas afectuosos por demás con carencias y realidades complejas”.
Entre los desafíos que se presentan, indicó: “Conocemos realidades de niños que salen del colegio y se van a trabajar o llegan al colegio después de haber estado trabajado durante toda la noche. Esto hace que como docente nos salgamos un poquito del currículo de la clase para acercarnos a ellos con una palabra de motivación, con una palabra de afecto o con pequeño gesto de cariño y hacerles saber que no solo estamos acá para impartir conocimiento sino también para entenderlos, acompañarlos y darles las herramientas para forjarse un futuro esperanzador y mejor para ellos”.
Por último, conmocionado destacó lo que significa ser maestro de una escuela rural: “Ser docente de una escuela rural me llena el corazón y me alegra el alma cada día que estoy al frente de los chicos”.
“Ser Maestra Rural no es un trabajo, es un placer y un privilegio”
Desde el interior bonaerense, Florencia Vilches, directora con alumnos a cargo de la Escuela Nro 15 de General Alvear, nos brindó un recorrido por su trayectoria como docente. Se inició en escuelas urbanas y finalmente descubrió su vocación como maestra del ámbito rural.
“La escuela rural es mi vida. Descubrí mi pasión por educar a través de los niños del campo. Su ingenuidad, su espontaneidad, su naturaleza es diferente. La experiencia es enriquecedora ”, nos contó Florencia acerca de su experiencia en la docencia.
La zona donde se encuentra ubicada la escuela es una zona con puestos de estancias, granjas de pollos, granjas porcinas, netamente rural. Los alumnos que asisten son de la zona y en cuanto a las características del alumnado destacó que “son niños con una gran ingenuidad, espontaneidad, su naturaleza es diferente”.
El rol del maestro excede a lo pedagógico, “va mucho más allá, en el campo, las familias tienen necesidades de distinta índole, y muchas veces se encuentran en situación de vulnerabilidad, entonces el rol del docente deja de ser solamente el de atender un salón de clases para colaborar y ayudar en todos los aspectos a fin de que sus alumnos y las familias de los mismos puedan estar mejor”.
Entre los desafíos que se presentan, la falta de conectividad, internet, un único telefono en la familia, son parte de la realidad con las que se convive en el ambiente rural. Al respecto Florencia indicó: “Ser docente rural es entrega total de uno mismo. Es luchar incansablemente porque todos esos niños tengan igualdad de derechos y oportunidades que los de áreas urbanas. Una se siente involucrada en cuerpo y alma…”.
Por ultimo expresó orgullosa: “Ser maestra rural no es un trabajo, es un placer y un privilegio por el cual recibís dos pagos o retribuciones, una económica no tan justa y otra amorosa que desborda el alma y el corazón”.
Foto de portada: Télam.