Don Felipe terminó su carrera a los 84 años y mostró sus fotos de graduación
Nunca es tarde para cumplir los objetivos. Para Don Felipe su principal motor es la superación.
A sus 84 años, Felipe Espinosa Tecuapetla demostró que “cuando se quiere, se puede”. Hace cinco años, con 79, comenzó a cursar en la Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y se recibió en 2021 de Ingeniero en Procesos y Gestión Industrial.
Con dificultades, el estudiante ejemplar consiguió prestada una computadora y aprendió los sistemas digitales para entregar sus tareas y proyectos. Además, contó con el apoyo en sus compañeros para conseguir libros y apuntes.
Tras egresar y recibir sus diplomas, Don Felipe expresó su alegría por el logro conseguido y destacó que los sueños se pueden hacer realidad con trabajo y dedicación. En las últimas horas, un estudio fotográfico de Puebla compartió la imagen del hombre con una emotiva foto de graduación.
“La verdad me siento muy contento de haber terminado el estudio que me dio la universidad en San José Chiapa. Nunca es tarde para continuar en la vida. Los sueños se hacen realidad”, comentó.
Espinosa Tecuapetla, quien nació en la ciudad de Puebla, es padre de cinco hijos, uno de ellos ingeniero. Desde la muerte de su esposa vive solo.
El hombre de 1.59 metro, andar lerdo, apoyado en un bastón, aún carga al hombro un gran bolso con sus pertenencias. En los últimos cuatro años de estudio no dejó de trabajar. Todavía, cuando puede, vende cebollas, limones y tomates en el mercado local.
Es el universitario de mayor edad, quizá en la historia de la máxima casa de estudios de Puebla. Es un hombre solitario, pero autosuficiente: “Veo bien, oigo bien, razono bien. Este es mi gran capital y lo que me nutre es el trabajo y la ilusión”, cuenta.
Estudiar durante cuatro años con alumnos 60 años más jóvenes que él no fue nunca un impedimento. “Al contrario, me ayudaron mucho. Pero mi superación fue lo que me motivó, fue el motor. Siempre tuve la claridad de que terminaría la carrera”, le cuenta a los medios locales.
Un día de clases le implicó durante cuatro años despertar a las 4:30 de la mañana, tomar dos autobuses y hacer un recorrido de dos horas de ida y otro tanto de vuelta. “Queda uno como invitado a no faltar”, además, “la vida es diaria, ¿no? Hoy sí, mañana no”, expresa.
Perseverancia y responsabilidad son dos rasgos con los cuales sus maestros lo califican y recuerdan. Si bien no fue un estudiante de 10, durante nueve semestres cumplió con sus tareas, a pesar de haber superado los 80 años.
Sobre su futuro, el flamante egresado de 84 años quiere seguir estudiando y podría optar por una maestría, ya que el ejercicio de aprender nuevos conocimientos lo mantiene vivo y con mucha alegría. “No hay más que seguir con esfuerzo. Puede ser que siga estudiando porque, la verdad, está muy bueno”, expresó. “En realidad, sólo la muerte me va a detener”.
Fuente: Clarín.