El IPCVA y el INTA presentaron el manual “Bienest.AR, Protocolo de evaluación de bienestar animal en bovinos de engorde a corral”. De qué se trata el bienestar del ganado y cómo podemos medirlo en términos objetivos para extenderlo a la producción vacuna extensiva.
En estos días el Instituto de Promoción de Carne Vacuna Argentina (IPCVA) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) presentaron el manual “Bienest.AR, Protocolo de evaluación de bienestar animal en bovinos de engorde a corral”; manual que fue elaborado en tres años de trabajo.
Este protocolo fue desarrollado para evaluar en este sistema productivo los indicadores de bienestar de una manera estandarizada.
Este acontecimiento, que implica una evaluación integral del sistema, nos hace reflexionar sobre el significado del término “Bienestar animal”; todos entendemos que es lo contrario de “Maltrato”, pero cómo podemos medirlo en términos objetivos para extenderlo a la producción vacuna extensiva.
¿Qué involucra el estado de Bienestar? Se alcanza cuando se observan las condiciones en que el animal pueda expresar sus características propias, aquellas que se encuentra en su estado natural. Ese estado de confort implica una buena sanidad, disponer de alimento en cantidad y calidad, pero fundamentalmente un manejo apropiado para que el animal se exprese naturalmente.
Ese bienestar tiene una arista económica en el sentido de observarse mejores resultados en eficiencia reproductiva, mayores engordes diarios, docilidad que se traduce en un manejo más sencillo y también en la mejor calidad de la carne obtenida.
Los especialistas apuntan que los problemas observados en muchos planteos se deben un 70% al personal, principalmente por desconocimiento del comportamiento animal por los operarios, o malas costumbres muy arraigadas: como los gritos y el uso de perros en los arreos (que cada vez se observa menos), golpes y gritos en los corrales y otros tantos malos manejos aún observados.
El vacuno es un animal muy dócil pero el hombre tiende a no esperar sus tiempos; el apuro para cumplir con las tareas indicadas en el horario de trabajo hace cometer errores al personal.
El otro 30% se debe a las instalaciones: por mal diseño o poco mantenimiento. Alambres en mal estado, corrales y mangas con aristas que dañan al animal, pisos inadecuados y estrechos en relación a la cantidad de animales que se manejan.
Hay muchos establecimientos en nuestro país avanzando en procesos de certificación en Bienestar animal, muchos de ellos son campos mixtos que ya están certificados en BPA (Buenas Prácticas Agrícolas), y que crecen en su producción ganadera; pero también se observan más propietarios de campos exclusivamente ganaderos que están requiriendo esa misma información.
Esta BPG (Buenas Prácticas Ganaderas) implican fundamentalmente las que se deben cumplir en los establecimientos; pero también se extienden al transporte, no solo a los envíos al faena sino al movimiento de hacienda entre campos y al manejo una vez arribados a la planta frigorífica, situación muy estresante para el animal y donde los manuales están en sus primeras etapas de elaboración.
Los feedlot marcaron este camino que deberá recorrer ahora toda la ganadería argentina.
Fuente: El Agrario.