El ‘dragón’, un fruto exótico que se cultiva en Jujuy
Se trata de la pitahaya, conocida también como la fruta del dragón. Se introdujo a la provincia hace dos años. El costo de una caja de seis kilos, que contiene 10 unidades de este fruto, ronda los 2.500 pesos.
La pitahaya o fruta del dragón pertenece a la familia de las cactáceas y proviene de las zonas más tropicales de Centroamérica, más concretamente de México, Colombia, Bolivia, Perú y las Antillas y se ha convertido en la estrella de la provincia de Jujuy, en la cual algunos productores apuestan al cultivo que toma muchos años, y cuya inversión, es elevada.
Conocida como “dragón fruit”, porque recuerda a los típicos dragones de la cultura china, es muy popular en Estados Unidos y Europa y va ganando cada vez más adeptos. Es así que se perfila para un gran mercado en Buenos Aires y también para exportación.
La pitahaya fue introducida en la provincia de Jujuy hace dos años por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) que trajo la variedad roja del Centro de Validación Tecnologías Agropecuarias (Cedeva) de Formosa. Tiempo después, introdujo la variedad blanca.
Sin embargo, se detectaron crecimientos silvestres en suelo jujeño. Es por esto, que el Instituto y la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Jujuy (Unju) trabajan en el rescate del genotipo de pitahaya con las muestras para trabajar en germoplasma y proceso de viverización, e injertos para poder desarrollar plantines.
El fruto del dragón por dentro y por fuera
Se trata de una fruta exótica de color intenso, rojo oscuro, rosa o amarillo, con un interior que puede ser de color blanco o rosa, en función de la variedad de cactus de la que sea recogida. Su sabor es extremadamente dulce y con un toque que recuerda al kiwi o la papaya, inclusive a la palta.
La cosecha empieza a finales de diciembre y se extiende casi hasta mayo, porque al tener entre 5 y 6 ciclos de floración suelen salir diferentes camadas de frutas. Sus flores abren durante la noche, tiempo en el que se poliniza, y tienen un olor muy agradable que puede ser percibido fácilmente.
La variedad amarilla tiene espinas y un mayor contenido en azúcar, por lo que su sabor es más dulce. Por su forma y color, suele recordar a las piñas. En tanto la pitaya roja, no tiene espinas sino brácteas. Tiene un tamaño ligeramente superior y una corteza más dura.
Compuesta principalmente de agua, contiene importantes minerales como hierro, calcio y fósforo, así como infinidad de vitaminas (vitaminas B1, B2, B3 y C) perfectas para mantener nuestro organismo sano. De hecho, está especialmente indicada para las personas que sufren de elevado colesterol y para fortalecer su sistema inmunológico.
Carlos Aguirre, jefe del grupo Agrícola Forestal del Centro Experimental de Cultivos Tropicales de Yuto del Inta, señaló que los países asiáticos fueron los que más explotaron el cultivo de pitaya: “China, Filipinas, Taiwán, tienen mayor producción y consumo en el mundo”.
Con alta demanda por parte de los coreanos, dos empresas jujeñas ya se sumaron en Yuto con 2 hectáreas, cosecharon este fruto para comercializar en el Mercado Central de Buenos Aires. La otra es una finca en El Milagro, Perico, con 3 hectáreas, 2 en producción y una plantada, que debido a que ya exporta higo, se anotó con la pitaya.
Asesoramiento del INTA
Se requiere de una importante inversión para cultivar la pitahaya, puesto que para la estructura necesita del emplazado de postes, unos 1.600 por hectárea. Además, el sistema de riesgo es por goteo.
Desde la Institución colaboran con el sistema de poda, polinización y el diagnóstico de enfermedades en el laboratorio, para orientar en el tratamiento a implementar. Por ejemplo, en la experiencia realizada en el experimental local, las plantas crecieron intactas, pero cuando se llevó a campo y se multiplicaron, surgieron dos bacteriosis, una en cada campo, por lo que INTA buscó muestras al laboratorio para determinar cuál era, lo que llevó a la aplicación de oxicloruro de cobre para una de ellas.
También se está evaluando la cosecha, es necesario saber cuál es el punto de recolección del fruto, ya que por su corta vida tienen que ver si deberán usar un camión térmico para la comercialización.
Cabe destacar que el costo de una caja de seis kilos que contiene 10 unidades de este fruto es de 2.500 pesos, valor elevado para el consumidor. En tal sentido, Carlos Aguirre, estimó que “con el tiempo y si hay sobreproducción llegaría al público local como sucedió con los arándanos, que ya pasó con la pitaya y se hizo pulpa, destinado a heladería, un valor agregado que también se debe trabajar”.
En la zona de El Milagro, Perico, incorporaron el fruto de dragón y este año tuvieron su primera cosecha que destinaron al mercado interno por el volumen reducido, debido a que la planta tarda tres años en desarrollarse y que de sus frutos, explicó Enzo Fachini de finca Don Armando. Y agregó que han incorporado la pitahaya a su producción porque “buscan ampliar los productos para exportación y para el mercado interno de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe”. La empresa familiar alternó el cultivo de tabaco y desde hace un tiempo entre la producción propia y la de otros productores de la zona, exporta más de 100 toneladas solo en higos, a Canadá, Medio Oriente, Bélgica, Inglaterra y Holanda. También lo hace con su producción de maracuyá y tunas.
Fuente: El Agrario.