¿Es posible trabajar solamente cuatro días a la semana?
Países como Nueva Zelanda, Japón, Islandia y Suecia ya lo implementan. Tanto las compañías como los empleados, aseguran obtener una mejor calidad de vida y resultados más productivos con esta novedosa modalidad de trabajo.
Trabajar cuatro días a la semana, en lugar de cinco, suena muy tentador. De hecho, algunos países ya lo implementan -como Nueva Zelanda, Japón, Islandia y Suecia- con resultados muy positivos, tanto para las empresas como para los empleados.
La realidad es que uno de los pioneros en establecer el sábado y el domingo como días libres para los trabajadores fue Henry Ford. En 1926, el fabricante de autos estadounidense, impuso esta modalidad con la idea de que, con el descanso durante el fin de semana, sus empleados se volvieran más productivos, reduciendo así el ausentismo y mejorando la eficiencia.
Por esa misma época, el economista John Keynes indicó que la sociedad evolucionaría hacia una semana laboral de sólo 15 horas, considerando la velocidad de los avances tecnológicos. Un siglo después, esa predicción quedó lejos de cumplirse. En la actualidad, en Nueva Zelanda existe una organización llamada “4 day week” que promueve la semana laboral de cuatro días y que argumenta lo beneficiosa que es para las personas y las compañías.
En marzo de 2018, la empresa de servicios financieros Perpetual Guardian, de Nueva Zelanda, puso en práctica una prueba de ocho semanas en la que participaron 240 empleados, y que fue la más grande realizada en empresas privadas, en el mundo. En ese verdadero desafío, trataron de medir la productividad, la motivación y el rendimiento del personal cambiando el modelo de trabajo y dándoles un día libre más por semana, es decir, tres en total.
Todas las demás condiciones de empleo, incluidos los salarios, se mantuvieron sin cambios, por lo que el personal trabajó por objetivos, es decir, se les pidió que entregaran la misma cantidad de producción que en una semana estándar. Los resultados fueron muy alentadores y los empleados estaban felices por contar con tres días de descanso.
La Universidad de Auckland de Nueva Zelanda supervisó el estudio y señaló que los puntajes sobre liderazgo, estímulo, empoderamiento y compromiso en los empleados crecieron en comparación con los presentados en 2017.
¿Cuáles fueron las mejoras del “4 day week”?
Productividad
El resultado de la prueba en la empresa arrojó que en el plazo de esas ocho semanas, los empleados lograron hacer el trabajo de cinco días en cuatro, por lo que la productividad aumentó en un 20%. Además, lo pudieron realizar mejor que cuando trabajaban con la vieja frecuencia semanal.
Andrew Barnes, fundador de Perpetual Guardian, reveló que la experiencia también dio lugar a iniciar una conversación consciente acerca de la productividad, y casi de inmediato hubo equipos que pensaron sobre lo que estaban haciendo y cómo lo hacían. Un ejemplo de eso fue recortar el tiempo de las reuniones de una hora a 30 minutos. Y no hubo diferencias en los resultados alcanzados.
Balance entre el trabajo y la vida privada
La prueba también evidenció que el balance ente el trabajo y la vida privada mejoró significativamente: pasó del 54% al 78%. Los empleados dijeron que se involucraron más con sus familias, amigos, comunidad y con el aprendizaje extracurricular. También reconectaron con viejos hobbies y se cuidaron más en diferentes aspectos de la vida personal.
“La mayoría de los empleados luchan para lograr el éxito tanto en su vida laboral como en la personal y tener ese ‘día de descanso’ extra por semana, realmente ayuda a las personas a desarrollar sus habilidades al máximo en el trabajo mientras tienen una vida más plena fuera”, dijo Tammy Barker, una de las gerentas de la empresa.
Estrés vs felicidad
Los niveles de estrés disminuyeron de un 45% (antes de la prueba) a un 38%. Los trabajadores informaron que sus equipos se consolidaron y funcionaron mejor juntos, más satisfechos con sus tareas, sintiendo que su trabajo tenía un mayor significado. Muchos empleados también dijeron haber experimentado mayores niveles de estimulación intelectual y creatividad, y sentirse más valorados por la empresa por darles más poder de decisión sobre cómo trabajar.
Compromiso
La relación de los empleados con el trabajo aumentó el 40% al comparar resultados previos y posteriores al ensayo, algo que los mismos gerentes de la empresa calificaron como “sorprendente”. “También descubrimos que cuando se trataba de liderazgo, tuvimos mucho éxito en empoderar a nuestro personal para encontrar sus propias soluciones sobre cómo iban a continuar brindando apoyo y servicio a nuestros clientes, al mismo tiempo que trajeron sus propias medidas de productividad”, señaló Christina Brotherton, jefa de Personal y Habilidades de Perpetual Guardian.
Respecto de esta experiencia de trabajar menos horas semanales, el licenciado en Psicología Miguel Espeche (M.N 10.199) y coordinador general del Programa de Salud Mental Barrial del Hospital Pirovano, dijo: “Más allá de las posibilidades económicas que pueda tener un país o un continente para disminuir la jornada laboral, también depende el efecto psicológico que esa reducción puede provocar en las personas. Hay quienes toman al trabajo como una suerte de mal necesario, como el medio para conseguir dinero para vivir, y no como algo placentero y vitalizante”.
Según explicó, “para esas personas, la reducción de los días de trabajo seguramente implicará un alivio y también la posibilidad de desarrollar otras actividades que puedan gustarles. Pero hay una proporción de la población que considera que el trabajo es un signo de vitalidad, de pertenencia y desarrollo de la vocación y, en esos casos, no se vería como un beneficio dado que disfrutan de trabajar”.
En esa misma línea, el especialista explicó que “un día de ocio más no significa que vaya a haber una reducción del estrés, sino que habrá un día más para que la persona se dedique a cosas que no son del trabajo y, a veces, eso lleva a tener que enfrentarse con el estrés familiar y el de la propia vida. La disminución de estrés tiene más que ver con el tipo de trabajo que se tenga y con la obligatoriedad de cumplir horarios, entre otros factores. Sin embargo, la reducción del trabajo sí puede otorgar una mejor calidad de vida”.
Por su parte, la doctora en Sociología y Educación, Irma Celina De Felippis, sostuvo que la planificación del modelo de trabajo de cuatro días semanales “tiene que ser muy clara para que no sea una pérdida de tiempo, es decir, el trabajo concentrado, pero con un plan determinado y equilibrado. La persona necesita un esquema claro para trabajar”.
En ese sentido, explicó que a veces las personas tienen muchas horas laborales, pero terminan haciendo la mitad de una cosa y la mitad de otra porque les sobra tiempo de distracción. “El tiempo no es igual a calidad y éste es bueno en la medida en que se lo emplea eficazmente”, concluyó.