(Jujuy), – El INTA, junto con universidades nacionales, productores y empresas, impulsa este sistema de producción que creció en los últimos 5 años como una alternativa eficiente y sustentable. Durante 2021, la institución será parte de la organización del Simposio Internacional Virtual que reunirá a los principales referentes nacionales e internacionales en el tema.
El cultivo en sustrato e hidroponía consiste en la producción de vegetales sin la utilización del suelo, por ello también se los denomina “sistemas de cultivo sin suelo”. Cuando las raíces se desarrollan en el agua se denomina “hidroponía” y, cuando lo hacen en un medio sólido, diferente del suelo, “cultivo en sustrato”, utilizándose gran diversidad de sustratos y/o mezclas de ellos.
Se trata de un sistema de producción que surge a partir de la alta degradación en los suelos, como consecuencia de manejos poco sustentables y prácticas inadecuadas, que se encuentra en auge entre los productores como alternativa. Esta será una de las temáticas que se abordarán el 30 de marzo y el 6 y 8 de abril de 2021 en forma virtual en el Simposio Internacional de Cultivo en Sustrato e Hidroponía.
“Se comprobó que con la hidroponía se incrementa entre un 30 y un 50 % la productividad y rentabilidad, debido a la mayor eficiencia en el aprovechamiento de la superficie y de los recursos naturales, y reduce el uso de agroquímicos”, Analía Puerta, coordinadora nacional del Proyecto “Tierra Sana”, que lleva adelante el INTA junto a ONUDI (Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial), en el marco del Protocolo de Montreal.
“En la Argentina, el sistema comenzó a implementarse hace más de 20 años en el sector ornamental, y creció considerablemente en los últimos 5 años, extendiéndose a otros sectores como el hortícola, citrícola y hasta para la producción de forraje verde”, subrayó Puerta.
En esa línea, las producciones de mayor relevancia en el sistema hidropónico corresponden a hortalizas de hoja, como lechuga, rúcula y acelga y, en el sistema en sustrato, se destaca el cultivo de tomate, frutilla y, en menor medida, el pimiento.
Además, destacó la coordinadora, “se incrementa el bienestar de los trabajadores, ya que mejora la ergonomía de todas las operaciones, especialmente las de cosecha y se expanden las fronteras de las regiones productivas, posibilitando la producción en zonas no aptas para el cultivo, ya sea por problemas sanitarios o por el alto valor inmobiliario de la superficie”.
Otro de los beneficios que tienen estas técnicas consiste en permitir el acceso a vegetales frescos en situaciones específicas, como en sitios donde el suelo no es apto para la producción, o directamente donde no hay suelo, como en patios, terrazas, rellenos, contribuyendo adicionalmente al fomento de circuitos cortos de producción y comercialización de vegetales.
De acuerdo con Puerta, “es importante destacar que esta alternativa de producción puede adaptarse a diferentes niveles productivos, desde la agricultura familiar, como a pequeñas, medianas y grandes empresas”.